Mucha gente no sabe que Birmingham es la segunda ciudad más grande de Inglaterra después de Londres, y muchos más no saben que también alberga los destinos de compras más populares del país: más de 1000 tiendas y 20 millones de clientes. Birmingham es un lugar con un atractivo destino de negocios. Esta es una de las sorpresas de esta eterna desconocida.

Birmingham es reconocida por su gran número de grandes almacenes, entre los que destaca Bullring con una superficie equivalente a 26 campos de fútbol. Pavilions, Pallasades, Gread West Arcade y una gran cantidad de tiendas en el centro de la ciudad, desde las mejores marcas hasta diseñadores independientes, se suman a la gama y complementan el distrito histórico de la joyería. Hogar de talleres de orfebrería tradicional y hermosos museos gratuitos, esta zona se ha convertido en una de las más visitadas por los turistas de la ciudad.

Para ser honesto, Birmingham no es lo que llamarías bonito. Aún perdura el patrimonio industrial de lo que una vez se llamó la fábrica del mundo, la enorme cicatriz de la locomotora de la revolución industrial. La reconstrucción después de los ataques aéreos de la Segunda Guerra Mundial dejó la ciudad llena de carreteras de circunvalación y autopistas que se superponen al casco antiguo.

No obstante, conserva rincones interesantes como las zonas peatonales de Victoria y Chamberlain Square, así como Council House (Casas del Parlamento) y el Ayuntamiento; y Brindleyplace, un complejo junto al canal con bares, cafés y el National Sea Life Centre (Centro Nacional de Vida Marina), un enorme acuario.

La ciudad también vuelve a estar de moda gracias a su oferta de ocio. Sus diversos restaurantes que sirven una amplia gama de cocina internacional son casi tan admirados como sus museos y galerías, y el Birmingham Museum and Art Gallery cuenta con la mejor colección de pinturas prerrafaelitas. Los más golosos tendrán que dirigirse a las afueras para visitar Cadbury World (que se puede visitar con guía), la fábrica de la famosa compañía de chocolates, que está para “chuparse los dedos”.